España ha experimentado un aumento del número de delitos de odio, con informes recientes que muestran un incremento del 45% en el último año. Para hacer frente a esta cuestión, el Gobierno español ha reforzado sus medidas legales de lucha contra los delitos de odio.
En este artículo examinaremos las disposiciones sobre delitos de odio del Código Penal español, así como los diversos factores que pueden llevar a que se impute a una persona un delito de odio, para lo que resulta fundamental contar con abogados especialista.
La Ley 231/2006, de 6 de septiembre, de prevención del delito, contiene disposiciones para los delitos motivados por "prejuicios, odio, parcialidad, racismo, la hostilidad mostrada hacia una persona o grupo por su raza, religión, nacionalidad, creencias o cualquier otro obstáculo tiránico".
Esta definición de delito de odio es bastante amplia, lo que ha suscitado algunas preocupaciones sobre la posible aplicación de la ley a comportamientos inocuos.
En un intento de orientar a la judicatura, en 2017 el Tribunal Supremo dictó la Instrucción nº 1/2017, cuyo objetivo era hacer más transparentes los procedimientos por delitos de odio y dar definiciones más precisas de los elementos de un delito de odio.
La instrucción establece que un delito sólo es un delito de odio cuando existe una "preocupación o hostilidad particular contra un individuo o grupo y se tiene en cuenta su raza, religión, nacionalidad, creencias o cualquier otro obstáculo".
Al mismo tiempo, el Parlamento español introdujo una enmienda al Código Penal, creando una imputación separada para los delitos de odio (artículo 510 del Código Penal).
Esta disposición establece una pena de 1 a 4 años de prisión para quienes sean declarados culpables de cometer un delito en el que exista una preocupación o hostilidad particular contra un individuo o grupo a causa de su raza, religión, nacionalidad, creencias o cualquier otro obstáculo.
Para determinar si un delito es un delito de odio, los tribunales españoles deben tener en cuenta el contexto en el que se cometió el delito, así como las intenciones y motivos del autor.
Hay varios factores que pueden influir en la determinación de si un delito es un delito de odio, como el uso de lenguaje y símbolos despectivos, la presencia de bandas con una orientación racista y la percepción de la víctima de que el delito está motivado por el odio o los prejuicios.
En los últimos años, ha aumentado el uso de lenguaje y símbolos despectivos en España, y muchos de estos incidentes se han relacionado con delitos de odio.
La instrucción dictada por el Tribunal Supremo en 2017 menciona expresamente el uso de lenguaje y símbolos despectivos como uno de los factores que deben tenerse en cuenta para determinar si un delito es un delito de odio.
Otro factor importante para determinar si un delito es un delito de odio es la percepción de la víctima de que el delito está motivado por el odio o los prejuicios.
En muchos casos, el testimonio de la víctima puede ser decisivo para establecer los elementos de un delito de odio. Sin embargo, dada la naturaleza personal de estos delitos, a veces puede resultar difícil verificar la versión de la víctima sobre lo ocurrido.
Una de las principales preocupaciones en torno a las disposiciones sobre delitos de odio del Código Penal es que podrían utilizarse para reprimir la libertad de expresión. De hecho, algunos grupos de derechos humanos han expresado su preocupación porque las disposiciones sean demasiado amplias y puedan utilizarse para acusar a personas que ejerzan la disidencia política.
Este temor aumentó con la crisis de la "consulta o referéndum" de 2017 en Cataluña. Varios dirigentes que participaron en la promoción de la votación independentista fueron acusados de delitos de odio basándose únicamente en el contenido de sus discursos.
La aplicación de las disposiciones sobre delitos de odio en el Código Penal español es un intento de hacer frente al aumento de los delitos de odio en España.
Sin embargo, existen temores de que estas disposiciones puedan utilizarse para reprimir la libertad de expresión.
Los tribunales españoles deben estudiar detenidamente el contexto en el que se cometió un delito, así como las intenciones y motivos del autor, para determinar si se trata o no de un delito de odio.
En última instancia, se espera que estas medidas legales contribuyan a reducir los delitos de odio en España, al tiempo que protegen los derechos de los individuos a expresar sus opiniones.
La información proporcionada en este artículo es solo para fines informativos y no debe considerarse asesoramiento legal. Si necesita asistencia legal, debe concertar una consulta.
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